Por Hugo García
Siguiendo con las enseñanzas de Anthrax, podríamos decir que con Fase 7 (2014) Nicolás Goldbart comenzó a esparcir la enfermedad. Se trataba de una película que ponía a Daniel Hendler luciendo una remera de S.O.D y enfrentándose a una pandemia… entre otras cosas. Con su nueva película, El Sistema Keop/s, Goldbart llegó a su estado de euforia. Esta vez el director vuelve a poner a Hendler en el centro de escena, pero acompañado por Alan Sabbagh y ambos se enfrentan a una especie de organización que estafa con los métodos más turbios. Y, fiel a su background personal, Goldbart acude al Thrash Metal en varios momentos de la película. Y esa fue la inmejorable excusa para hablar con el director de El Sistema Keops, que en este mismísimo momento está en los cines de argentinos.
- El protagonista de El Sistema Keop/s es guionista, le gusta el Metal y en su depto tiene algunas cosas que vimos en el video que grabaste vos desde tu casa para la avant premiere. Eso me lleva a preguntarte: ¿cuánto tiene de vos el personaje de Daniel Hendler?
Nicolás Goldbart: Mucho. No sé si llamarlo un alter ego, porque quiero creer que yo nunca terminaría enredado en algo así. Pero esa vida falsamente ociosa, de espera entre proyectos, es algo muy propio de mi profesión, donde uno siempre está dependiendo de los tiempos de otro. Yo tuve una época de mi vida con muchos momentos así, que en realidad son un embole, porque el ocio, mientras se encoge la cuenta bancaria, es un poco angustiante. Cuando escribí el guión estaba bastante podrido de todo eso y fue un poco como una reacción. La relación del protagonista con el productor que lo tiene colgado es bastante real y muchos de los objetos que construyen el universo del personaje son míos, o hacen referencia a gustos personales míos. A mí me gusta -o me resulta más fácil- partir del mundo que me es conocido e ir encareciéndolo hasta volverlo desconocido. Es eso de Pinta tu Aldea. El personaje de Alan Sabbagh, Sergio Israel, también tiene mucho de mí. Es la otra cara de la moneda. Uno es la procrastinación y el otro la acción.
- Mirando El sistema Keop/s tuve la sensación de que la película tiene cosas de El Día de la Bestia de Alex de la Iglesia. No solo por los guiños al Metal, sino porque también es una película con una pareja de protagonistas que tienen que resolver algo en una noche. ¿Fue una influencia El Día de la Bestia?
Nicolás Goldbart: Soy muy fanático de Alex De la Iglesia y en especial de El Día de la Bestia. Recuerdo haber visto la película en la trasnoche del cine Savoy, donde ahora está el Artemultiplex y no éramos más de cinco personas. Para mí fue una revelación. Era como que alguien hubiese encontrado la fórmula para hacer una película así fuera de Hollywood, sin que fuese algo forzado. El Día de la Bestia en su lenguaje parece una película americana, pero es profundamente española. Tiene tanto de Hitchcock como de Berlanga. Era como si Alex De la Iglesia hubiese encontrado la llave y estuviese abriendo la puerta del cine de género para todos los demás. Como si estuviese diciendo «Es por acá». Fue como una epifanía. Además es una película alucinante. Brutal y graciosa todo el tiempo y al mismo tiempo.
- Si bien El Sistema Keop/s tiene mucho de acción y de lo que podría ser un thriller paranoico tipo La Conversación, sentí que, en esencia, es una comedia. De hecho, hacía mucho que no escuchaba una sala reírse tanto en una película nacional… e incluso si hablamos de cine de afuera también. ¿Vos cómo la definirías? ¿Es una comedia?
Nicolás Goldbart: Es las dos cosas. No sé cómo definirla bien. Hoy estaba en una entrevista y se me ocurrió compararla con una Suprema Maryland. Tiene pollo, choclo, arvejas, papas pai y además una banana frita, y todo eso parece una sola cosa que tiene sentido y uno se la come sin preguntarse qué tiene que ver la banana con todo lo demás. Es una licuadora de géneros. Lo que hace que todo eso funcione es la relación entre los dos protagonistas. En realidad más que un Thriller o una comedia es, por sobre todas las cosas, una película de amigos. Ese siempre fue EL tema de la película.
«El Metal es una música que exige cierto virtuosismo y mucho estudio y para entenderla hay que ser “un iniciado” y ahí se genera un vínculo entre pares, que cuando sos chico un poco te salva. Le gusta a la gente que no encaja. Una vez escuché una definición que me dio mucha gracia: “Es música que no está de acuerdo”. No sé por qué, pero es muy de colegio técnico».
Nicolás Goldbart
- ¿Cómo llegó a sonar en la película el tema de Bandera de Niebla? Imagino que te gusta la banda, pero no debe ser la única banda que te gusta. Así que me gustaría saber qué tiene esa canción que te hizo incluirla.
Nicolás Goldbart: Yo no conocí hasta que estaba editando la película. En el montaje tenía la idea de usar otro tema. Siempre me gustó mucho Anthrax y todo el «Anthraxverse», por llamarlo de alguna manera: S.O.D., M.O.D. y NUCLEAR ASSAULT. En uno de los trailers de Fase7 yo ya había usado un tema de S.O.D. y esta vez quería usar “Live, Suffer, Die” de Nuclear Assault, porque además de mi gusto personal tiene que ver con el mundo que habitan los personajes.
Intentamos conseguir los derechos y no pudimos, pero la escena necesitaba de ese sonido tan característico del Thrash o del Crossover de los ‘80s, que es muy veloz pero además es muy limpio, con esos riffs que son muy filosos y a la vez muy claros, a veces casi bailables. Entonces lo llamé a Santiago Calori, que es mi amigo, y le expliqué lo que necesitaba. Enseguida me dijo Bandera de Niebla y al toque que escuché la banda me rompió la cabeza. Era perfecto, como si estuviesen pintando con la misma paleta de colores que yo estaba usando en la película. Hablé con Hernán Espejo -que habló con el resto de la banda- y se copó. Lo que siguió después fue elegir el tema, porque había varios que podían andar bien, pero por lo que pasa en la escena, que es algo muy puntual, el tema tenía que tener una duración específica o por lo menos tenía que poder editarse para que dure lo mismo que la acción, sin quedar deforme. Quedó “Circuito Eléctrico en la Cien”, pero me costó mucho elegir un solo tema.
- Es muy raro que una banda argentina de Metal termine sonando en una película. Los casos son MUY contados. ¿Pensás que esto tiene que ver con el hecho de que no es la música más popular, con lo costoso que es incluir música en una película o con algo más?
Nicolás Goldbart: No tengo una idea muy clara de porque pasa eso. Obviamente no es una música que le guste a todo el mundo. Hay subgéneros que para el que no tiene el oído acostumbrado pueden parecer una bola de ruido y nada más. Incluso a mí hay algunos sonidos que me cuestan. Una vez me hicieron escuchar Impaled Nazarene y no duré dos minutos. Mi mujer no puede entender que yo escuche D.R.I. en el auto, por ejemplo. No lo tolera ni 5 segundos y ni siquiera le interesa hacer el esfuerzo por saber de qué se trata. Lo que me gusta de la forma en la que está usado en la película es qué es como si estuviese contrabandeado. Funciona tanto para el que le gusta el género como para el que no le gusta, porque está cumpliendo una función dramática especifica dentro de la escena. En este caso puntual el Metal tiene que ver con lo que está pasando y con el lugar en el que los protagonistas se metieron… Pero al mismo tiempo la película sucede en un universo que me pertenece y donde las reglas las puse yo, así que aprovecho y ya que estamos, y que te tengo clavado a la butaca, te hago escuchar la música que a mí me gusta, jodete. Eso hay que hacerlo con cierta estrategia, de manera que no pase lo que en el cine se llama “distanciamiento”, que es básicamente es perder al espectador que venía enganchado con la película, o sea, lo peor que puede pasar. Es un poco como cuando era adolescente y le ponía la música al palo a mi vieja y yo sabía que un poco la estaba espantando pero a mí me divertía. Entonces, de repente, le decía, “pero vení que esta te va a gustar”. Entonces empezaba un tema con violines y ella decía «Este me gusta» y después PAM! Un poco es una pendejada, pero me divierte pensarlo así.
- En el Sistema Keop/s hay varios guiños al Metal. No solo por el tema de Bandera de Niebla, sino por cosas que se ven en el departamento del protagonista, remeras o incluso la tipografía elegida en los créditos del final. Más allá de que a vos te guste el género, ¿qué tiene esta música y su imagen que te hace incluirla en la película?
Nicolás Goldbart: Yo quería que la experiencia de ver la película sea similar a la de escuchar un disco de una de esas bandas que a mí me gustan. Desde el sonido hasta el arte de tapa. Es una película de género, o géneros, pero al mismo tiempo es una película muy personal y estos son personajes que están un poco detenidos en el tiempo, en una época y en una etapa de sus vidas muy específica y que es una época que yo recuerdo con mucho cariño y nostalgia. La época de la galería Churba y de los locales de CDs importados. Cosas que no existen más. El Sistema Keop/s es un disco de Thrash Metal, o un numero de la Metal Hurlant musicalizado por Bandera de Niebla. La película es un puente con eso.
- ¿Qué relación tenés con el Metal?
Nicolás Goldbart: Cuando era más chico era, si se puede decir, más ortodoxo con mis gustos. En una época escuchaba solo Metal o Punk/Hardcore, pero era algo que tenía mucho que ver con ese momento de la vida. Antes de eso me gustaba mucho Madness y todo el ska inglés. De acá, los primeros Cadillacs y Los Intocables me rompieron la cabeza. Después tuve una época medio sin música y mucha computadora, hasta que salió “The Real Thing”, de Faith no More, que primero me llamo la atención por los videos. En esa misma época salieron el disco negro de Metallica y “Nevermind” de Nirvana y en ese momento yo estaba en la mitad del secundario, en plena adolescencia, tratando de ubicarme un poco en el mundo. Era medio nardo y siento que hay algo muy nerd en el Metal. Es una música que por un lado tiene esa cosa de transmitir bronca, de querer romper todo y shockear al adulto, de mucha rebeldía, que entiende que hay algo que no funciona, pero por otro lado es una música muchas veces compleja para tocar, como si exigiese cierto virtuosismo y mucho estudio y para entenderla hay que ser “un iniciado” y ahí se genera un vínculo entre pares, que cuando sos chico un poco te salva. Le gusta a la gente que no encaja. Una vez escuché una definición que me dio mucha gracia: “Es música que no está de acuerdo”. No sé por qué, pero es muy de colegio técnico.
- ¿Cómo seguiste con tus escuchas metaleras?
Nicolás Goldbart: Después de eso arranque con el Thrash y el Crossover. Mucho Pantera, me gustaban mucho los videos esos de las giras, Anthrax y algunas bandas Hardcore. Era una época en la que había que investigar más. Estaba MTV pero una cagada. Si uno tenía un poco más de curiosidad había que ir a parque Rivadavia o meterse en las galerías y todo eso. Mucho VHS y CD trucho. Lo que más me gusta de Anthrax es el sentido del humor que manejan y el vínculo con los comics. Nunca se tomaron demasiado en serio esa imagen del metalero duro, que a medida que uno se pone más grande va perdiendo un poco el sentido. Es un sonido más descontracturado, incluso en los riffs.
El primer AC/DC con Bon Scott me voló la cabeza. Tengo todos los discos de AC/DC, aunque con el tiempo Brian Johnson me saturó un poco y me parece medio empalagoso. Después mucho Sabbath y tuve una época de mucho Stoner Rock. De Argentina me gusta mucho Pappo’s Blues, el primer Pappo’s Blues, anterior a Riff, y Los Natas. Además de Bandera de Niebla, obvio. Tengo “Panel Óptico” en loop desde que lo escuché por primera vez para la película. Ahora ya escucho de todo, pero me quedó el gusto por muchas de esas cosas. Creo que es más fácil ir de la música pesada a otro tipo de cosas que hacer el recorrido inverso.
- ¿Tenés alguna película preferida si hablamos de cine y Metal?
Nicolás Goldbart: Si tengo que decir una rápido y sin pensar, sería This is Spinal Tap. Me gusta mucho la escena de Corazón Salvaje en la que Cage baila con la campera de piel de víbora. El Día de la Bestia también. Hay un documental buenísimo que se llama The Story of Anvil que seguro los que leen esta revista habrán visto. Airheads me gustaba mucho, aunque hace tiempo que no la veo. Quería mucho que me guste Ghost of Mars, porque soy muy fan de Carpenter y de Anthrax, pero me parece que esa mezcla no funcionó del todo. Y si bien no es sobre “una banda de Metal”, The Green Room es buenísima.
- El Sistema Keop/s está en salas argentinas como Gaumont, Cinemark Palermo, Showcase Belgrano, Multiplex Belgrano, Cinepolis de Recoleta, Pilar, Avellaneda, Lujan, Rosario, Mendoza y Neuquen, Cinema Rocha de La Plata, Unicenter, Showcase de Haedo, Córdoba, Norcenter, Quilmes y Rosario.