Ulcerate en Buenos Aires: disonancia en tiempos de estímulos fáciles

Death Metal desde Nueva Zelanda, directo a Uniclub

Por Emiliano Naya

¿Por qué ir a ver a una banda tan áspera, cerebral y anti-gancho como Ulcerate? La pregunta cobra especial sentido sobre todo en un momento donde la oferta cultural parece tener un objetivo simple: entretener rápido, sin esfuerzo y sin fricción.

Vivimos en un mundo donde se ven películas en 2x, los reels anestesian horas enteras del día y casi nada exige concentración real. En ese contexto, que una banda como Ulcerate llegue por primera vez a Argentina es, de algún modo, una toma de posición contra el statu quo. Un ritual que demanda atención, tiempo y presencia. Algo que ya no sobra.

Ulcerate nació en Auckland a principios de los 2000, lejos de los polos tradicionales del metal extremo. Esa distancia, en lugar de aislarlos, terminó dándoles una identidad bien definida. Desde sus primeros discos se movieron en una zona incómoda. Demasiado atmosféricos para encajar en el Death Técnico tradicional, demasiado complejos y densos para las corrientes más ambientales.


Así las cosas, terminaron construyendo un lenguaje propio. Las guitarras disonantes, el bajo sombrío y la batería impredecible de Jamie Saint Merat formaron una estética que nunca buscó agradar. Ulcerate evitó deliberadamente la repetición, el gancho fácil y la estructura previsible. Esa coherencia, sostenida durante más de dos décadas, es la que hoy los coloca como una referencia ineludible dentro del Metal extremo contemporáneo.

A lo largo de su discografía —con momentos clave como “Everything Is Fire” (2009) y “Vermis” (2013)— la banda mantuvo una evolución constante sin modificar la esencia. Ulcerate siempre fue Ulcerate. Una tormenta sonora construida sobre tensión, atmósferas y una intensidad emocional que opera en otra frecuencia.

El último álbum, “Cutting the Throat of God” (2024), confirma esa madurez. La banda no busca ser más rápida ni más pesada, busca ser más efectiva. Las composiciones respiran distinto y hay una sensación de movimiento constante, nunca predecible. Es un disco que oprime por su densidad y no apela al impacto inmediato.


Por otra parte, el factor histórico de esta visita no es menor. Ulcerate nunca había tocado en Buenos Aires. Por eso, para una banda que no realiza giras extendidas y que no visita Latinoamérica con frecuencia, esta fecha tiene un peso especial. Será el primer contacto con un público que los siguió a la distancia durante más de dos décadas. Uniclub, además, tiene la escala justa para favorecer este tipo de propuestas. Suficientemente amplio para generar clima colectivo y bastante contenido para evitar que el sonido se pierda.

La primera visita de Ulcerate a Argentina no es una fecha más dentro del calendario metálico local. Es la oportunidad de presenciar en vivo a una banda que ofrece lo opuesto al vértigo de las redes y la gratificación instantánea.

  • Ulcerate se presenta el 22 de noviembre en Uniclub

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