Esperando a The Obsessed y Scott “Wino” Weinrich

Por Carlos Noro

La historia de Scott “Wino” Weinrich puede ubicarse entre la efervescencia punk de los ’70s y la movida hardcore de Washington D.C. de los ‘ochenta’80s, donde bandas como Bad Brains, Minor Threat o Fugazi dominaban la escena desde la ética del Do It Yourself y la impaciente velocidad de su música. En ese contexto y siendo amigo de los integrantes de aquellas bandas -entre los que se encontraban futuras figuras claves del hardcore punk como Ian MacKaye (Fugazi) y Henry Rollins (State of Alert, Black Flag)- Wino fundó su primera banda, Warhorse. Rápidamente, el grupo fue una rara avis en la escena por hacer versiones hiper pesadas de canciones punk  y rock clásico (New York Dolls, Sex Pistols o The Beatles) con una idea en mente que terminó de cobrar forma cuando esta misma banda terminó por derivar en The Obsessed.

Allí el amor incuestionable por Black Sabbath -que pasaban por su etapa más ninguneada y el heavy metal se preocupaba más por batirse el pelo que por la música- lo llevó a ser uno de los creadores de lo que luego se denominó doom metal: un subgénero caracterizado por las atmósferas lentas y pesadas, los riffs graves y una sensación de oscuridad que parece una evolución constante del primer disco de, justamente, Black Sabbath.

Con solo un par de demos y splits lanzados en los ’80s, la historia de Wino con el género termina de cobrar relevancia cuando se une a mediados de aquella década para ser el cantante de St. Vitus con quienes lanza “Born Too Late” (1996), uno de los más grandes clásicos del género y el que lo convierte en una admirada y respetada figura dentro del under, con fans como Phil Anselmo entre otros músicos que reconocieron su aporte a través del tiempo.

En este contexto, recién en los ’90s The Obsessed lanza su primer disco, “The Obsessed”. Esto fue en 1990 y el álbum contaba con canciones que habían grabado para un disco en 1985 no editado en su momento. Luego fue el turno de “Lunar Womb” (1991), “The Church Within” (1994), “Sacred” (2017) y el reciente “Gilded Sorrow” (2024), que es el que posibilita su primera visita a sudamérica con una obra a la altura de su legado.

La errática carrera de la banda con momentos de separación en el medio tiene que ver con la permanente inquietud de Wino por hacer música con otra gente y fundamentalmente grabar buenos discos. Si alguien quiere explorar la carrera del estadounidense se puede encontrar todo un catálogo de sonoridades siempre ligadas al doom pero con momentos más stoner (Spirit Caravan, con quienes lanzó dos discos a mediados de los ‘noventa’90s), otros más ligados al post metal (Shrinebuilder  compartiendo banda con Scott Kelly de Neurosis y Dale de los Melvins) y también algunos con una perspectiva más política  (The Hidden Hand, donde explora su visión más corrosiva). Pero eso no es todo, porque también tiene una carrera solista donde explora su faceta más acústica e innumerables participaciones con bandas y amigos de toda la vida.

En este contexto, su primera visita a Argentina es una gran noticia para quienes piensen que el metal puede ser lento, pesado y arrastrado. ¡Let´s fukin´ doom!

Te compartimos algunas curiosidades de la carrera de Wino