Por Ernesto Aimar y Exequiel Nuñez
En esta nota Ernesto Aimar y Exequiel Nuñez debaten sobre dos discos editados por dos de los nombres más fuertes del Black Metal Noruego luego de el quilombo de Varg y los pibes. En 1999 Emperor y Dimmu Borgir ya eran nombres establecidos en una escena que aún intentaba alejarse de los escándalos del pasado reciente y que quería demostrar que lo importante era la música. Nunca sabremos si fue puramente una cuestión de interés musical o si todas las quemas de iglesias y los litros de sangre derramados finalmente pagaron sus dividendos, pero en 1999 el Black tuvo un momento de explosión…
Discos (Lps) de Black Metal editados por año:
1996: 220 discos
1997: 245 discos
1998: 330 discos
1999: 400 discos
Los números no mienten, en 4 años se había duplicado la cifra de discos editados (y no contamos Eps, demos, etc). Estaba claro que el Black Metal era cosa seria. Había un mercado para el género, los sellos se interesaban en llegar a esos fans, los fans se interesaban en las bandas y las bandas se interesaban en presentar su música. Emperor y Dimmu hacían Black Metal, la diferencia era cómo: Emperor buscaba innovar en su propuesta mientras que Dimmu Borgir intentaba profundizar en lo que ya había hecho en su placa anterior.
¿Quién ganará el combate? A 20 años de los hechos, esto es lo que salió…
PROTAGONISTAS
EMPEROR – “IX Equilibrium”
Origen: Noruega
Sello: Candlelight Records
Formación:
- Samoth (guitarra)
- Trym Torson (Batería)
- Ihsahn (guitarra y voz) También grabó el bajo y teclados.
En 1999: venían de editar dos año antes “Anthems to the Welkin at Dusk”, un clásico de Emperor, del Black Metal y de la música extrema general. Posiblemente eso los haya llevado a buscar por otro lado, para evitar la repetición y saciar la necesidad artística de los comandados por Ihsahn.
DIMMU BORGIR – “Spiritual Black Dimensions”
Origen: Noruega
Sello: Nuclear Blast
Formación:
- Shagrath (Voz)
- Silenoz (Guitarra)
- Astennu (Guitarra)
- Tjodalv (batería)
- Mustis (teclados)
- Nagash (Bajo)
En 1999: había llegado la hora de editar al sucesor de “Enthrone Darkness Triumphant” y si nos enfocamos en lo musical, los de Dimmu Borgir optaron por el viejo y querido, “equipo que gana no se toca”. Con el ingreso de Mustis como tecladista y el violero Astennu comenzarían los años de popularidad para estos noruegos.
¿Por qué los comparamos?
- Bueh, son dos álbumes editados por bandas noruegas de Black Metal.
- Como dijo Tito Aimar, “Ninguno de estos dos discos son estrellas en sus respectivos catálogos, pero ambos son respetados”.
- Sirven para analizar los rumbos opuestos que tomó cada grupo a partir de 1999
Rompiendo el Hielo
- ¿Qué es lo primero que se te viene a la mente al pensar en estos discos?
Ernesto “tito” Aimar: Ambos discos fueron el primer lanzamiento que viví ya siendo seguidor de sendas bandas, por lo cual recuerdo esperarlos con ansias en la disquería que frecuentaba en aquel entonces. No solo eso, sino que ambas bandas fueron mi carta de entrada al Black y eso me tenía sumamente entusiasmado. De hecho, en la incipiente internet de aquel entonces usaba un portal que yendo de la A a la Z listaba varios websites dedicados a distintas bandas de Black/Gothic/Doom y yo me paseaba por todas las que había tanto de Dimmu como de Emperor. Me acuerdo una en particular de Dimmu que usaba su logo viejo como una suerte de luna que tenía un efecto de reflejo en un lago. En su momento me parecía una maravilla y hoy creo que es horripilante (risas).
Exequiel Nuñez: Recuerdo que acompañé a un amigo del interior a comprarse el de Dimmu Borgir en la disquería Excalibur. Eran los ‘90s, los CDs importados llegaban enseguida e incluso en todas las variantes que salieran. Tenían la edición limitada, que era un digipak con brillos y con un sticker sobre la tapa anunciando la gira que encabezaban y las puntuaciones que habían logrado en las reseñas de las revistas alemanas: ¡7 de 7 puntos en Hammer y 9,5 de 10 en Rock Hard! Todo esto me daba la pauta de que Dimmu Borgir se había transformado en un artista importante para su sello, Nuclear Blast, y que estaban dispuestos a venderlos como uno de sus mejores productos. De Emperor no tengo un recuerdo específico, si bien era una banda que le tenía mucho respeto y que había estado siguiendo desde hacía varios años. Con “Anthems to the Welkin at Dusk” se había generado una gran expectativa. Los quilombos judiciales que tuvieron en los momentos previos a la salida de “In the Nightside Eclipse” los llevó a una pausa de dos años, y luego del boom del Inner Circle, se dio el timing perfecto para que una propuesta como la de Emperor se diera a conocer a un público más amplio. Pero el entusiasmo no se mantuvo tanto tiempo. Había innumerables bandas editando cosas interesantes, y yo no estaba pendiente de la salida de este disco. Seguramente le faltó marketing, y eso se confirma en el hecho de su separación. Cuando dejaron de existir como banda solo un par de años después, nadie se inmoló como un monje bonzo pidiendo que no lo hagan. En cambio, cuando hoy en día tocan un puñado de veces al año, resulta en todo un evento.
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JEDBANGERS 127